¿Ser un grupo o un equipo?
Las palabras "grupo" o "equipo" aparecen a veces como sinónimos, pero lo correcto es utilizarlas de forma adecuada, especialmente cuando se trata de recursos humanos.
La diferencia esencial es el reparto de objetivos.
Cuando hablamos de un grupo, nos referimos a un determinado número de personas que desempeñan funciones similares y comparten el mismo entorno, pero que desempeñan sus funciones de forma individual y sin que el trabajo de uno dependa del otro.
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Un equipo, en cambio, está formado por un grupo de personas que trabajan para alcanzar un mismo objetivo, y el resultado del trabajo depende de la cooperación de todos. Sus miembros no trabajan exclusivamente de forma individual, sino también en conjunto.
Una vez identificadas las diferencias y las similitudes, estamos dispuestos a apostar que a todos nos gustaría trabajar en equipo o, mejor aún, nos gustaría que nuestra empresa fuera un equipo que persiguiera los objetivos marcados por la dirección.
No es oro todo lo que reluce, como confirma el famoso "efecto Ringelmann".
Maximilien Ringelmann, ingeniero agrícola francés, descubrió el efecto de la "pereza social" durante una partida de tira y afloja.
Observó que dos tiradores, a máxima potencia individual, eran capaces de disparar una cantidad de 10, juntos no superaban los 15.
El efecto Ringelmann es la tendencia de los miembros individuales de un grupo a ser cada vez menos productivos a medida que aumenta el tamaño de su grupo, es decir, cuando la dinámica del grupo va en detrimento del potencial individual.
Volviendo a las diferencias entre grupo y equipo, una posible solución para transformar un grupo en un equipo y anticiparse al efecto Ringelmann, es trabajar hacia un mismo objetivo pero al mismo tiempo reconocer el valor individual de cada miembro.
Por todo ello, en una empresa hay que formar a los directivos y los recursos humanos deben supervisar y controlar todas las actuaciones de los empleados.
Un término que se utiliza a menudo cuando se habla de liderazgo directivo es el de fijación de objetivos.
Fijar objetivos significa tener una visión, construir y comunicar un sentido de lo que se pretende ser o hacer. Además, tener la capacidad de asignar valor y significado y articular claramente los objetivos de acuerdo con la visión establecida.
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